Todos los que dedicamos mente y corazón a intentar proteger la biodiversidad, vivimos nuestro trabajo como una oda a la vida en nuestro planeta. Lo experimentamos como una forma de honrar el paraíso que vemos frente a nosotros ¿Cómo podemos compartir esta fascinación con otros? En general nuestra forma de compartirlo es mediante algún esfuerzo educativo o de difusión. Pero, ¿debería ser algo más que eso?, ¿podemos hacer que todos disfruten tanto como nosotros con la naturaleza?, ¿podemos inspirar?
En marzo de 2015, tuve la oportunidad de viajar a Foz de Iguazú para el 39º Congreso de la Sociedad de Zoológicos y Acuarios de Brasil (SZB). Por supuesto, habían charlas técnicas y científicas, pero lo que realmente me cautivó fueron las historias de las personas detrás de grandes esfuerzos por conservar. Me inspiraron dos grandes iniciativas de conservación In-situ que se apoyan en los zoológicos del país para recaudar fondos y llegar a más personas, estos son el Proyecto Armadillo Gigante del Pantanal y Proyecto Lobo Guará. En ambas iniciativas, los creadores de estos proyectos no sólo comparten conocimientos, sin planificarlo, también comparten las emociones que les producen sus trabajos cautivando a quienes los escuchan ¡Necesitamos inspirarnos y a la vez nosotros mismos ser fuente de inspiración!
La primera meta de Aichi planteada por el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 propone que “Para 2020, a más tardar, las personas tendrán conciencia del valor de la diversidad biológica y de los pasos que pueden seguir para su conservación y utilización sostenible.” Desde mi experiencia en el mundo de los zoológicos, inmediatamente pienso en la campaña mediática lanzada por WAZA (Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios) en 2014, llamada “Biodiversity is Us” (traducida al español como “Todos somos biodiversidad”). La iniciativa no se enfoca particularmente en crear conocimiento, si no alude a la empatía, ubicando al hombre como parte de la riqueza de vida en el planeta. Y por supuesto, en la era de los Iphones y selfies, es necesaria esta iniciativa en todas las estrategias que ya conocemos de esta era viral.
Hasta acá he hablado sobre la necesidad de generar empatía sobre la biodiversidad, lo cual debe acompañar a la transmisión de conocimiento. Queremos que a las personas sepan (conocimiento) pero también que les importe (empatía), de modo que ambos los motiven a actuar de manera diferente.
En una reciente publicación, WAZA aborda la efectividad de los programas educativos en zoológicos y acuarios1, difundiendo el concepto de “educación efectiva” como aquella que, además de producir la adquisición de conocimiento, genera cambios de conducta. No tengo duda que los mismos cuestionamientos planteados ahí sobre la eficacia de la educación para la conservación, son válidos para programas llevados a cabo por otros tipos de instituciones.
Entre estas preguntas se encuentran: ¿Son nuestras iniciativas de educación efectivas? ¿Se entiende nuestro mensaje? ¿Estamos realmente generando los cambios que queremos en aquellos que son sujetos de nuestras acciones de educación?¿Con que frecuencia nuestros mensajes producen desesperanza? ¿Nuestros estudiantes se identifican tanto como parte del origen de los problemas como de las potenciales soluciones? Obtener respuestas y datos concretos que las apoyen, es vital. Hasta ahora, al menos en el ámbito de los zoológicos y acuarios, una baja proporción de estos esfuerzos incluyen evaluaciones para medir cambios en el conocimiento, y aún en menos casos, se evalúa si realmente logramos inducir cambios en la conducta de nuestros aprendices ¿Qué tipos de cambios queremos inducir? Aquellos que hagan que la vida del hombre en el planeta sea más sustentable, especialmente modificando aquellos hábitos asociados a lo que tomamos de nuestro ambiente (la forma en que consumimos) y lo que dejamos en él (el modo en que desechamos).
Transmitir conocimiento, generar empatía y finalmente cambiar para minimizar nuestros impactos, son los tres pasos que creo harán que nuestros esfuerzos perduren. Pero necesitamos medir nuestra efectividad en cada uno de ellos.
Finalmente comparto un experiencia local de la que he sido participe. En febrero de 2015, la
Asociación Comunitaria Chiloé Silvestre, lanzó en Ancud el proyecto Explora “Misión Zorro Chilote: Exploradores del Bosque Nativo”2. Este proyecto, incluyó la realización de un libro para ser intervenido por niños, con figuras para armar en papel de fauna y flora chilota, además de animaciones disponibles en línea y la gira de una exhibición montable con paneles informativos. A pesar que nuestro proyecto no puedo incluir una evaluación de adquisición de conocimiento y valorización, estoy seguro que con él ayudamos a enseñar y crear experiencias. Tengo la certeza que somos cómplices en que haya más de un niño chilote que gracias a estos materiales, está hablando del zorro de su isla, apoyado en un fuerte lazo emotivo donde ahora la fauna local es parte de su infancia e identidad ¿Una vez que estos niños crezcan y tomen decisiones, decidirán comprar madera con sellos de sustentabilidad, votarán por representantes que consideren la protección de la biodiversidad o bien estudiarán carreras afines? Ya quisiéramos poder saberlo, y justamente eso es lo que necesitamos cambiar, pasar del “quisiéramos” a el “saberlo”.
Tengo la certeza que entender, experimentar, sentir y valorar la biodiversidad, es lo que potenciará cambios. Necesitamos hablar más de un idioma para logarlo, ya que probablemente cada uno de estos aspectos requieren ser vividos con distinta intensidad por cada persona.
Referencias:
1WAZA Magazine 15: Towards Effective Environmental Education (2014). Edited by Markus Gusset & Rachel Lowry. Disponible en: http://www.waza.org/files/webcontent/1.public_site/5.conservation/environmental_education/WAZA%20Magazine%2015.pdf
2Animaciones de Misión Zorro Chilote: https://vimeo.com/misionzorrochilote
*Martín Zordán, Director ejecutivo de ALPZA (Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios)- direccion@alpza.com / Asesor científico Proyecto Explora 2014: “Kit educativo para la conservación del Zorro Chilote: Exploradores del Bosque Nativo” – una iniciativa de la Asociación Comunitaria Chiloé Silvestre.
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